Skip to content

 

La adolescencia fue una mezcla de emociones intensas, inseguridades y búsquedas constantes. Si miro hacia atrás, puedo ver momentos maravillosos, pero también etapas en las que me sentí perdida, estresada e incapaz de entenderme a mí misma.Y no puedo evitar preguntarme: ¿cómo habría sido mi adolescencia si hubiera tenido el yoga como herramienta en esta época tan importante de mi vida?

Probablemente habría sido muy diferente.

Aceptar mi cuerpo y sus cambios.

Durante esos años, los cambios físicos eran inevitables, pero no por eso fáciles de aceptar. Cada centímetro de más, cada cambio hormonal me hacía cuestionarme frente al espejo.

Si hubiera practicado yoga, quizás habría aprendido a ver mi cuerpo de otra manera, a escuchar lo que necesitaba en lugar de criticarlo tanto. Podría haber sentido orgullo de lo que mi cuerpo podía hacer, en lugar de enfocarme en lo que no me gustaba de él.

Gestionar las emociones en lugar de dejarme arrastrar por ellas

Recuerdo que las emociones me desbordaban. Alegría un día, tristeza al siguiente. Y ni hablar de la rabia o la ansiedad que me paralizaban cuando las cosas no salían como esperaba.

Si hubiera practicado yoga, habría aprendido a respirar profundo, a pausar antes de reaccionar y a encontrar un poco de calma en el caos.

Estrés, ¿quién eras tú?

El estrés era parte del día a día. La presión por los exámenes, las expectativas de los demás, las comparaciones constantes… todo pesaba demasiado.

Si el yoga hubiera estado en mi vida, creo que habría tenido un refugio donde soltar toda esa carga. Un espacio para despejar la mente y volver a enfocarme en lo realmente importante.

Descubrir quién soy más allá de lo que otros esperan

En la adolescencia, muchas veces me definía según las opiniones ajenas: los amig@s, lafamilia, la sociedad. ¿Cómo debía verme? ¿Cómo debía comportarme?

Si hubiera practicado yoga, tal vez habría dedicado más tiempo a conocerme a mí misma en lugar de preocuparme tanto por encajar.

Construir una autoestima más sólida

Confiar en mí. Los miedos y las dudas eran constantes.

Con las herramientas que me aporta el yoga, habría encontrado pequeñas victorias en cada postura lograda, en cada momento de concentración. Aprender a valorar lo que podía hacer en lugar de centrarme en lo que creía que me faltaba.

Crear hábitos que me acompañaran toda la vida

Si hubiera empezado a practicar yoga en mi adolescencia, hoy tendría una herramienta invaluable para mantenerme equilibrado, física y emocionalmente. Quizás habría aprendido antes a cuidar mi cuerpo, mi mente y mi energía de una manera más integral.

Reflexión: nunca es tarde

Si tienes la oportunidad de introducir a un/a joven al yoga, hazlo. Podría marcar la diferencia en cómo vive esta etapa tan intensa, y sobre todo, en cómo se prepara para las que vienen después

Share the Post:

Related Posts

Filosofia de Yoga

Blog Mertxe

Descubre el Yoga: un viaje hacia la transformación Antes de iniciar un largo viaje, vale la pena prepararse . La

Read More
Iniciar un chat
???? ¿Necesitas ayuda?
Hola ????
¿En qué podemos ayudarte?